Recientemente se publicaron varios artículos en “The
Guardian” que llaman la atención sobre los beneficios del acceso abierto. Pero
dos cartas editoriales acaban de perpetuar algunos errores de concepto sobre el
tema, que deben ser dilucidados. No es sorprendente que con fines de lucro, los
editores comerciales estén luchando para contener la marea, desinformando si
fuera necesario, pero los investigadores y el público en general no deberían
ser engañados. Por un lado, los editores reclaman tener que soportar la carga
de filtrar 3.000.000 de artículos enviados, a repartir entre más de 20.000
revistas. En realidad la carga no la llevan ellos, sino los investigadores que
hacen el referato donando su tiempo. Los editores no sólo no pagan por la tarea
de referato, sino que tampoco le pagan a las personas que editan las
revisiones; sólo se hacen cargo de algunos gastos administrativos de edición.
Robert Parker, ejecutivo de la Royal Society of Chemistry (que es en rigor un
editor comercial, aunque sin fines de lucro) señala que “Acceso abierto no
significa gratis, como muchos lectores pueden suponer, ya que hay costos que
tienen que ver con la gestión de los sistemas y el contenido”. Nadie dice que esta
infraestructura pueda ser provista a costo cero, pero el punto importante es
que el acceso abierto es mucho más costo-eficiente. Para Elsevier,el mayor de
los editores comerciales, podemos calcular el costo total por artículo a razón
de £1,605 millones de ganancia dividido por 240,000 artículos al año = £6,689
por artículo. Por otra parte, el costo de publicar un artículo en una revista
abierta insignia, como p.ej. PLoS ONE es de u$1,350 (£850), o sea, la octava
parte. Nadie espera que el acceso abierto vaya a eliminar costos. Pero sí
podemos esperar que se reduzcan drásticamente al mismo tiempo que los
resultados de la investigación se tornan disponibles de manera universal. En un
artículo reciente en The New Statesman, Dave Carr y Robert Kiley del Wellcome
Trust explican cómo el Proyecto Genoma Humano ha colocado sus resultados en el
dominio público, y que el resultado ha sido que un proyecto de $ 3.8 billones
(de dólares) ha alcanzado un impacto económico de 796 billones, con enormes
implicancias para el cuidado de la salud. Otro de los malentendidos es que bajo
el régimen de autor-paga “solo la gente afiliada a una organización que paga en
su nombre puede publicar”. Los que opinan de esta manera no saben que existen
muchas revistas en abierto que son gratis tanto para los autores como para los
lectores. Más aún, muchos editores en acceso abierto que cobran una tarifa para
publicar dispensan a los autores sin subsidio institucional, es el caso de
PLoS, por ejemplo.
Fuente original: The Guardian, (por Mike Taylor)